Kuento

Un señor va a visitar a un sabio y le dice:—Yo quiero que me enseñes tu sabiduría porque quiero ser sabio; quiero poder tomar la decisión adecuada en cada momento. ¿Cómo hago para saber cuál es la respuesta indicada en cada situación? Entonces, el sabio le dice:—En lugar de contestarte te voy a hacer una pregunta: Por una chimenea salen dos señores, uno de ellos con la cara tiznada y el otro con la cara limpia, ¿cuál de los dos se lava la cara? —Bueno, eso es obvio —dice el hombre—, se lava la cara el que la tiene sucia.Y el sabio le contesta: —No siempre lo obvio es la respuesta indicada. Andá y pensá.El hombre se va, piensa durante quince días y regresa contento para decirle al sabio:—¡Qué estúpido fui! Ya me di cuenta: el que se lava es el que tiene la cara limpia. Porque el que tiene la cara limpia ve que el otro tiene la cara sucia y entonces piensa que él mismo también la tiene sucia. Por eso selava. En cambio, el que tiene la cara sucia ve que el otro tiene la cara limpia y piensa que la de él también debe estar limpia. Por eso no se lava. —Muy bien —agrega el sabio—, pero no siempre la inteligencia y la lógica pueden darte unarespuesta sensata para una situación. Andá y pensá.El hombre regresa a su casa a pensar. Pasados quince días vuelve y le dice al sabio:—¡Ya sé! Los dos se lavan la cara. El que tiene la cara limpia, al ver que el otro la tiene sucia, cree que la suya también está sucia y por eso se lava. Y el que tiene la cara sucia, al ver que el otro se lava la cara piensa que él también la tiene sucia y entonces también se la lava.El sabio hace una pausa y luego añade:—No siempre la analogía y la similitud te sirven para llegar a la respuesta correcta.—No entiendo —dice el hombre.El sabio lo mira atentamente y le dice:—¿Cómo puede ser que dos hombres bajen por una chimenea, uno salga con la cara sucia y el otro con la cara limpia? La mayor parte de las veces, para encontrar la respuesta correcta lo único que hace falta es el sentido común.Y es el sentido común el que, sin lugar a dudas, nos grita desde nuestro yo interno más sabio: ¡Utilizá todo lo que tenés para redoblar tu posibilidad de llegar adonde querés!

Nota: Kuento kopiado del kamino de la autodependencia de Jorge Bukay.